
Pincha en el logo
para ir a esta sección

Recogiendo
una antigua y popular tradición religiosa de nuestro BAJO ARAGÓN, desde el comienzo de la Cofradía se constituye esta Sección
especial, formada por Hermanos Numerarios y por Hermanos Receptores que, con la
particularidad del tambor, bombo, timbal o corneta, tiene la misión de exaltar
la Cofradía y convocar a los fieles para la predicación de las Siete Palabras.
La Sección está
dirigida por el Hermano Delegado con la colaboración de los jefes de grupo y
cargos de la misma. Puede tener su propio Reglamento, con aprobación del
Capítulo General de Hermanos y los instrumentos son propiedad de la Cofradía o
de los Hermanos en particular.
Hasta aquí lo escrito
en el capítulo VII del Reglamento de la Cofradía hoy vigente: Ahora vamos a
tratar algo más extensamente de esta Sección especial tan importante en nuestra
Hermandad ya que, no sólo por haber sido ella la que los introdujo en la Semana
Santa zaragozana sino también por su mayor número de instrumentos de percusión
que tiene sobrepasando a los de otras Cofradías que después los adoptaron en sus
desfiles, fue denominada desde el principio
<<la Cofradía de los Tambores>>.
De lo que significa la
incorporación de los tambores y bombos bajo aragoneses del alto Teruel a las
procesiones zaragozanas, dándoles una característica especial que las diferencia
de las del resto de España, ese sonido bronco, duro, lúgubre y seco representa
en los desfiles penitenciales aragoneses para expresar, patéticamente, el dolor
y la pena que produce el rememorar la Pasión y Muerte del Redentor y reconocer
sinceramente que todo fue debido a nuestras culpas que así El paternalmente
expió.

La primera salida de un
grupo de doce tambores en la procesión de las Siete Palabras de 1.940 fue un poco de prestado: Recién constituida la
Cofradía apenas dos meses antes de ese desfile procesional, casi no dio tiempo más que para solucionar los trámites reglamentarios de
su incorporación como Hermandad filial de la denominada <<De la Sangre de
Cristo>>, con las condiciones por ella impuestas para desfilar con un Paso
determinado; organizar su procesión particular matinal de predicación de las
Siete Palabras, con itinerario, balcones, oradores, hábitos y cirios para los
menos de cuarenta Hermanos que formaron esa comitiva inicial; autorizaciones municipales y demás detalles para el mejor
desarrollo de tal acontecimiento. Todo se hizo menos poder improvisar en tan
pocos días una banda de tambores entre tan reducido número de cofrades que no
sabían tocar ese instrumento pero que deseaban que sonase para convocar al público zaragozano, por primera vez, a oír en la
calle las últimas frases de Jesús Crucificado.
Por ello se recurrió a la
solución pragmática de que el Regimiento de Infantería núm. 52, a la sazón
de guarnición en Zaragoza, cediera la banda de tambores y un corneta para
que, vestidos de tercerol negro y formados de tres en fondo al principio
de la comitiva, tocasen unas marchas que lógica e indudablemente fueron
las habituales que el Ejército utilizaba para acompasar el paso lento de
los piquetes de soldados que daban escolta a los desfiles procesionales en
aquellos años en que la Religión Católica era la oficial del Estado
Español y la tropa participaba en las ceremonias religiosas de esta clase.
También el corneta,
acostumbrado a transmitir las órdenes con precisión militar, supo dar
marcialmente, aunque enfundado en un hábito en esta ocasión, las de marcha
y alto de la procesión ante los balcones de predicación, así como las de
silencio y atención para que la Cofradía y el numeroso público que
presenciaba el acto pudieran escuchar las Palabras Sagradas, que era lo
que se pretendía entonces.
Resuelto de esta forma provisional el problema
ocasionado por la falta de tambores propios, se procedió activamente
durante el resto del año y principios del siguiente 1.941, a la
organización definitiva de la Sección de Tambores, que nació efectivamente
entonces dado el notable aumento de nuevos Hermanos, entre los que
ingresaron bastantes que sabían tocar ese instrumento o deseaban aprender
a hacerlo siguiendo las normas de las cuadrillas que lo practicaban en la
Semana Santa de las comarcas Alto turolenses del Bajo Aragón, tan próximas
a Zaragoza, y de las que les llegaban las lecciones prácticas y toques
especiales de las zonas Calandina, Hijarana o de Alcañiz, que se iban incorporando a su naciente repertorio
para que no fuera sólo el rutinario castrense de la primera vez y en
cambio asimilara esa solera
bajoaragonesa tradicional, tan
penitencialmente sentida y más procesionalmente aceptable dadas
las circunstancias medioambientales en que se iban a reproducir
esas marchas en Zaragoza, capital del antiguo Reino de Aragón,
para que desde ahí tuvieran mayor resonancia y expansión por la
región aragonesa, por toda la cual se pretendía entonces
difundir tan emotiva y cristiana costumbre.Efectivamente, de los
104 Hermanos que salieron en la segunda procesión de las Siete Palabras, 19
(casi un 20 por ciento) eran Hnos. de Tambor, lo que demuestra el brío
connatural con que nació tal Sección que era ya la niña mimada de la Cofradía,
como lo refrenda el que automáticamente tuviera una atención especial y en la
Junta de Gobierno su Delegado propio, con voz y voto de categoría sobre todo en
lo referente a la misma. Recayó tal Delegación en el Hno. Mariano Bíu, quién por tener un establecimiento comercial y almacén de
instrumentos y accesorios musicales se consideró el más idóneo para dirigirla y
adquirir los veinte primeros tambores con que contó en propiedad la Cofradía,
más sus correspondientes bandoleras y galas, que fueron los que desfilaron ese
año 1.941, realizando su actuación los Hermanos tamborileros (tras los ensayos
previos) perfectamente y con la plena satisfacción de la Junta, como manifestó
ésta en su reunión y acta del 20 de abril siguiente a la Procesión, con el
acuerdo de felicitarles por ello.

Esta felicitación,
especialmente de Mosén Francisco, quién como promotor de la idea de introducir los tambores de
su tierra turolense en nuestra procesión estaba muy satisfecho del resultado
obtenido, redobló el ímpetu y afán de superación que tenían los Hermanos
componentes de la Sección, hasta el extremo de que pudo enviarse el 20 de marzo
de 1.942 un atento oficio agradeciendo el ofrecimiento de tambores de Alcañiz
para tocar en nuestra procesión por no ser necesarios. Como así era,
efectivamente, aquel año en que salieron más de veinte tras la autorización
hecha a su Director por el Capítulo General de Cuaresma del 22 de marzo de que:
si creía que alguno de ellos no estaba preparado convenientemente no tomase
parte en la procesión; prueba de la meticulosidad y cuidado con que se procedía
en los ensayos previos en aquellos tiempos, lo que fue refrendado por la Junta
del 22 de abril, siguiente a la Semana Santa, en que se dio cuenta de la gran
brillantez de los actos, especialmente durante nuestra procesión, más el
beneplácito del Rvdo. Capellán en sus palabras finales de elogio a los tambores;
como lo repetiría en muchas ocasiones similares.
El gradual aumento y calidad técnica
de los Hnos. de Tambor, así como el reconocimiento de la Junta por su labor, no
exenta de cierto sacrificio los días anteriores a los desfiles, hizo que ésta en
la reunión previa al Capítulo General de Cuaresma de 1.944, facultara al
Delegado Mariano Biu para que invitase a los Hnos. de Tambor hasta la cantidad
de 150 Ptas. (... de aquellos tiempos) iniciándose así esta clase de obsequios,
más que gastronómicos, de confraternidad.
En el Capítulo del Domingo de Pasión
18 de marzo de 1.945, tanto el Hermano Mayor, Lasala, como nuestro Capellán, de
nuevo, se felicitan por el aumento de tambores (32 más los dos primeros
timbales) que esperan lo hagan tan bien como en años anteriores. En el Capitulo
de San Juan del 29 de diciembre se nombra Jefe de Tambores, adscrito a la Junta,
al Hno. Gonzalo Jordana.
Es en 1.946 cuando se decide que si
los clarines de la Cofradía no están bien ensayados no salgan ese año, y que
dado el gran número de Hermanos que desean tocar el tambor, el Hno. Biu reserve
7 instrumentos, de los que tiene a bajo precio en el almacén, para este objeto.
Tomándose en consideración la idea del Hno. Jordana, de que cada tamborilero que
pueda se haga propietario de su instrumento, abonándolo prudencialmente y con su
importe poder adquirir la Cofradía otros para uso de los que no puedan hacerlo.
El 12 de abril de 1.947 se empieza a
hablar en Junta de una reglamentación especial de Tambores a propósito de la
reforma general del Reglamento que está en estudio, y el día 26 se nombra una
comisión que vaya preparando dicha reglamentación para esta Sección. También se
acepta en Junta la petición de cese hecha por el Hno. Jefe de Tambores, Joaquín
Muñoz, quién había reemplazado al Hno. Jordana cuando éste en Octubre anterior
había ingresado en la Compañía de Jesús y él fue elegido por el Capítulo de
Diciembre de 1.946. Volviendo a serlo Mariano Biu, teniendo como Subjefe al Hno.
Francisco Sangorrín.
Como los toques o marchas
introducidas del Bajo Aragón se han incardinado tanto en toda la Cofradía que ya
los ha adoptado como suyos, y el de la Palillera es uno
de los que más gustan y hace algunas procesiones que no se oye, en el Capítulo
del 3 de abril de 1.949, previo a la procesión, se pide que este año lo toque la
Sección; lo que demuestra el interés que tienen todos los cofrades en lo que
realizan con sus instrumentos de percusión estos Hermanos que nos acompañan tan
emotivamente en nuestros desfiles.
Coincidiendo con la decena y unidad
finales del año 1.950, son también 50 los tambores que tiene ya la Cofradía;
cantidad suficiente como para poner dos grupos de 25, uno al principio y otro al
final de la comitiva, y así se hizo. También se anuncia que este año los ensayos
de la Sección se realizarán en la Feria de Muestras donde tendrán más holgura y
libertad. Porque hay que decir que estos ensayos en esa decena de años han
sufrido muchas vicisitudes, como las seguirían teniendo en lo sucesivo.
Mientras fueron un par de docenas
los tamborileros, se aprovechaba un almacén de Mariano Biu; a medida que crecía
el número y no se cabía allí, se pasó a los bajos del Consejo y Centro
Interparroquial de A.C., que eran lo que quedaba de la Iglesia del antiguo
Convento de Carmelitas de la Puerta del Carmen, de donde según expresión gráfica
del Hno. Sánchez Simón salían más o menos sordos, realizándose el ensayo general
final en la huerta del antiguo Hospicio Provincial y después Hogar Pignatelli, u
otros lugares semejantes, según referencias verbales de los más antiguos del
Tambor. Pero siempre de prestado y de un lado a otro como de favor.
Ya hemos visto que el año 1.950 y
aprovechando sin duda las influencias del Hno. Alberto Manuel Campos Lafuente,
que tan incardinado estaba con esa Institución Comercial de la que llegó a ser
Director General, se pasó a la Feria de Muestras, donde debido a la distancia y
la necesidad de usar un medio de locomoción, se propuso en algún Capítulo la
procedencia de pagar el tranvía a los Hnos. que les resultase oneroso este
desplazamiento (1.955).
En el Capítulo General de 22 de
febrero de 1.959 se comunica que, por haber surgido dificultades en la Feria de
Muestras, los ensayos se realizarán en el Campo de Deportes de Torrero cedido
amablemente por el Real Zaragoza. Poco debieron durar estas dificultades puesto
que en actas de años posteriores se ve que se sigue todavía en la Feria de
Muestras a pesar de algunos inconvenientes, como el señalado en 1.968 en que el
entonces Delegado de la Sección, Hno. Mariñoso, informa de la dificultad de
ensayar allí por coincidir con la inauguración de la Exposición de Maquinaria
Agrícola, por lo que hubo que salir a hacerlo en la calle inmediata entre ella y
el Campo de Fútbol de la Romareda.
Por ello al año siguiente se hizo en
los patios del antiguo Cuartel de Lanceros del Rey, próximo a la Plaza de Toros,
según nos informa el que era a la sazón Jefe Primero de Tambores y desde 1.969 a
1.976 Delegado de la Sección, Hno. Fernando Gómez Barea y por el que sabemos que
allí se ensayó hasta el año 1.972 en que se hizo ya en el Parque de Bruil, según
se lee también en el acta del Capítulo de Diciembre anterior (26-XII-l.971).
En este Parque Municipal se estuvo
ensayando hasta que en l.975 (Capitulo Gral. 2 de marzo) se comunica que por
haber denegado el Ayuntamiento el permiso solicitado y habiéndose hecho
gestiones con la Junta del Stadium Casablanca, ésta autorizó la realización de
los ensayos en sus instalaciones deportivas por lo que se pide conste en acta el
agradecimiento de la Cofradía; donde se siguen realizando hasta la fecha a
satisfacción de ambas partes ya que los tamborileros observan las constantes
recomendaciones de la Junta y sus Directivos de que esmeren su comportamiento en
las Instalaciones del
Stadium Casablanca durante los ensayos
(Cap. 16 de marzo, 1.980).
El creciente aumento de instrumentos
de percusión que va experimentando la Cofradía, tanto de su propiedad como de
los Hermanos que poseen el suyo, y donde ya no sólo son tambores sino también
timbales y bombos, Y así vemos que de los casi 20 tambores de 1.941 se pasó al
medio centenar en 1.950; a la centena en 1.964-65 (Bodas de Plata); ciento
cincuenta en 1.970, doscientos en 1.973 y más de trescientos (334) en 1.983 (año
en que además sale por primera vez la Sección Infantil de Tambores con 30
instrumentos, que preceden en la procesión a la Rama adulta ); los cuatrocientos
sumando ambas ramas, adulta e infantil en 1.985, para llegar a casi 500 en
total, en el desfile de 1.988, conforme se detalla en la procesión de ese día.
Todo ello según los datos proporcionados por los respectivos Delegados de
Tambores y Jefes de Grupos de redoblantes, timbales, bombos e infantil, antes de
empezar esa procesión y cinco días después del desfile.
Como curiosidad diremos, que de los
20 primeros tambores adquiridos en 1.940-41 actualmente hay contabilizados (de
la Cofradía y particulares) 350. De los dos primeros timbales de 1.945 hay 30 y
de los 3 bombos traídos de Calanda en 1.970, se ha llegado a los 60 . Por ello
es comprensible que aquellos 500 tambores y 1000 Hermanos (de Vela y de Tambor) que soñaba Mosén Francisco para las
Bodas de Plata de la Cofradía, se hayan superado (siquiera sea 25 años más
tarde) el año de las Bodas de Oro.
Respecto a cornetas, que también son
de esta Sección según el Reglamento General, nunca se ha pasado de dos y tan
sólo en tres ocasiones; parece ser que tiene la Cofradía más propensión a los
instrumentos de percusión que a los de viento o metal, aunque en las Bodas de
Oro se estrenó procesionalmente una pequeña banda de estos.
De las actuaciones de esta Sección,
además de tomar parte tan importante en las procesiones, así como de sus
Dirigentes y actividades en estos 58 años, vamos a decir algo a continuación.
En efecto, por la lectura de las
actas, se sabe que desde 1.957 un grupo de 20 tambores acompañó a los Hnos. de
Vela que acudieron el Sábado de Pasión a la Procesión del Pregón de Semana Santa
que se iniciaba ese año; así como otros grupos, desde aquel Domingo de Ramos, a
las procesiones de propaganda cuaresmal por los suburbios, preconizadas por el
Sr. Arzobispo D. Casimiro Morcillo y aprobadas en el Capitulo anterior a
propuesta del Rvdo. Capellán, quién demostró gran interés por su realización.
Actos que se repitieron en años sucesivos a pesar de las controversias
suscitadas por la conveniencia o no de ir a los suburbios dado el poco resultado
práctico en el aspecto religioso de tales desplazamientos a barrios alejados del
centro como eran los de Venecia y de Oliver, salvando largas distancias previas,
aparte el recorrido subsiguiente, anterior a las dos procesiones del inmediato
Viernes Santo y en días laborables para la mayoría de los Hnos. de Tambor, que
ya habían pasado el trabajoso periodo de ensayos poco antes.
A estos actos cuaresmo-suburbiales
dejó de asistirse casi por consunción; recordando que el último fue con carácter
de Vía crucis en la Parroquia de San Eugenio del barrio de La Paz, el año 1.960
con poca asistencia. Desde 1.987 a 1.997y a petición del Párroco de Nuestra
Señora de la Almudena se ha resucitado esta participación de la Cofradía con sus
tambores, e incluso llevando el Paso, asistiendo procesionalmente al Vía crucis
de esa feligresía; así como en 1.986 y con la presencia de 205 Hnos. se tuvo
otro Vía crucis en la Urbanización de Torres de San Lamberto el Domingo de
Ramos, más un segundo el Lunes Santo siguiente en la Universidad Laboral, pues
parece ser que lo que en los años 57 al 61 costaba trabajo hacer, casi obligados
aunque era semi potestativa la asistencia, ahora se hace a gusto voluntariamente
(?). Actualmente el Vía crucis se desarrolla en nuestra parroquia de San Gil, el Lunes Santo
con la participación de toda la cofradía.
También durante varios años la
Sección colaboró fraternamente, a petición de sus Juntas Directivas, con otras
cofradías que al principio no tenían tambores en sus desfiles particulares,
participando en estos (con hábito pero sin capirote) grupos de Hnos. de Tambor
al inicio de sus procesiones, como ocurrió con la Cofradía de Nuestro Señor en
la Oración del Huerto los Martes Santos noche, desde la Parroquia del Portillo a
la iglesia de Santa Isabel, hasta que tuvo su sección de Tambores propia; así
como con la del Ecce Homo de Ntra. Sra. de Altabás, los Miércoles Santos por la
noche, precediendo su Vía crucis en el barrio de Jesús del Arrabal y yendo a San
Cayetano, hasta que esta Hermandad acabó teniendo su gran grupo de Matracas que
hizo innecesaria tal colaboración. Lo mismo que al principio de salir la
Cofradía de la Resurrección, los Domingos de Pascua, la acompañó en sus
procesiones dominicales hasta que tuvo su sección tamboril particular.
Resumiendo otros actos en que,
además de los propios de nuestra Cofradía, toma parte esta sección, diremos que:
Desde la creación del Pregón de la Semana Santa en 1.957, que a iniciativa de
nuestra Hermandad (que estuvo a punto de realizarlo sola en 1.947) viene
organizando la Junta Coordinadora de Cofradías, la que también implantó desde
1.973 las Jornadas de Exaltación del Tambor Aragonés en la Plaza del Pilar,
nuestros tambores participan en ambas manifestaciones activamente, igual que ya
lo venia haciendo desde 1.966 en los Concursos de Tambores y Bombos de la ciudad
de Híjar ; adonde se fue por primera vez ese año de forma improvisada, con los
instrumentos (entonces solamente tambores y timbales) ocultos en los coches
hasta que el que era Hno. Mayor, Mariano Biu, se puso en contacto con las
autoridades del lugar, sacándose entonces los instrumentos y participando en el
acto incluso la corneta heráldica que tocó el Hno. Vela, que tantos años lo hizo
en nuestras procesiones.
Siguió yéndose a este concurso y se
sigue haciendo aún, más que por ganar premios de los que han conseguido muchos
(en 1.977 y 1.988 el Primero, lo mismo que la Sección Infantil de Tambores
obtuvo el Tercero en el de Samper de Calanda la primera vez que fue en 1.984 y
el Segundo en 1.988) por participar y crear un clima de ambiente propio de la
Semana Santa Aragonesa y hasta de confraternidad y estimulo con y a las
juventudes turolenses ya que existe la anécdota, referida por un testigo
presencial, de que en ese Concurso sólo había en la plaza en que se celebraba,
niños y ancianos participantes en él, pero como reacción al ver que iban desde
Zaragoza nuestros jóvenes tamborileros, la juventud Hijarana despertó y se
integró de nuevo y con más auge en su propia Semana Santa, desde el año
siguiente.
Los Martes Santos de 1.985, 86, 87 y
88, un piquete de la Sección acompañó a la procesión de la Santa Cama de
Pinseque, la que tuvo el gesto de nombrar Hermanos de Honor a los de las Siete
Palabras. Otras varias actividades de la Sección no están señaladas en este
pequeño resumen de la sección de tambores. Solamente queremos recalcar la
importancia y calidad del gran trabajo que ella realiza colaborando tan activa
como eficazmente en los fines de nuestra Cofradía por lo que ésta se lo reconoce
y agradece.

Página de Poesía

Nuestra Peana
Copyright © 2008-2016 Joaquín
Pintanel
Martínez